Al ser nuestra primera vez en Bujedo,
estábamos verdaderamente entusiasmados, con muchas ganas de conocer
todos los rincones ocultos del lugar. Sin duda, una de las actividades
que más nos gustó fue el rastreo que nos condujo a la vecina comunidad
de La Rioja. Y con tesoro escondido: un puñado de “Sugus” para cada
niño. ¡Qué sorpresa!
Finalmente, nos tocó despedirnos de los
Hnos. que habíamos conocido durante nuestra estancia y emprender el
viaje de vuelta. La mitad volvimos durmiendo y es que…, además de
enormemente divertida, esta experiencia es, también, enormemente
agotadora. ¡Ya estamos contando los días para el siguiente viaje!
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