Desde hace un par de semanas los de segundo de primaria, que ya somos
veteranos en el ciclo, estábamos esperando con ansia el día 29 de
octubre. Los de primero, como es lógico, no podían ni imaginar la
fascinante experiencia que les iba a suponer su primera participación en
la “Autumn Adventure”. Mientras ultimábamos los preparativos en el
aula, ya comenzábamos a imaginar nuevos retos. En nuestra mente se iban
acumulando los recuerdos del pasado año… aquella Anjana que nos esperaba
a la orilla del riachuelo para hablarnos de los seres fantásticos que
pueblan Cantabria, las profes Cecilia y Ruth explicándonos con todo lujo
de detalle las características de dos de los árboles más
representativos y de los animales que llenan de vida nuestros bosques ,
la recogida de hojas y frutos otoñales y, como no, la hora del bocata
junto a nuestros compañeros y algunos padres y madres que nos
acompañaron y cuidaron durante la jornada. Pero… algo nos indicaba que
tras aquel riachuelo Raquel y Fermín nos ocultaban otras emociones. Sí,
el pasado año nuestra curiosidad se vio interrumpida a la vera de las
paseras que salvaban el río -vimos cómo “los mayores” saltaban de una
piedra a otra para dejar atrás la civilización y adentrarse en lo más
profundo del bosque- este año, por fin, seríamos nosotros los
privilegiados. Y la cosa prometía porque en esta edición, como novedad,
se habían traído refuerzos. María, Raquel, Raúl, Rebeca y Sara, alumnos
de la ESO, nos ayudaron a disfrutar, aún más si cabe, de la experiencia.
Desde el primer paso nuestra actividad fue trepidante. Había mucho que
hacer pero todo fue relativamente sencillo. Acostumbrados ya a dinamizar
nuestro trabajo en clave cooperativa, pudimos realizar con éxito las
tareas encomendadas. Un equipo fue el encargado de guiar de manera
segura nuestros pasos interpretando la información que les indicaba el
GPS. Otro, cual reporteros gráficos, tomaba instantáneas de los puntos
de interés. El resto de equipos agudizaban sus sentidos. Uno de ellos en
busca de todo tipo de animales a través de la vista. Otro, percibiendo
las sensaciones olfativas, auditivas y táctiles que les proporcionaba el
nuevo escenario de aprendizaje. Y, por último, un equipo más
científico, recogía interesantes datos sobre el tiempo atmosférico y
contrastaba las temperaturas del agua recogidas en diferentes puntos del
trayecto. Y para colmo usando el inglés como lengua vehicular (gracias
por vuestra ayuda “compis” de secundaria) Quizás dentro de unos años
seamos alguno de nosotros los que ejerzamos de eficaces acompañantes. En
resumen, una “clase” intensa pero increíblemente entretenida y
motivante.
Los que se acerquen al lugar de nuestra aventura en estos días
otoñales seguramente se vean sorprendidos por una serie de creaciones
artísticas que pueblan el bosque. Son el resultado de la creatividad de
cada uno de los equipos y sus acompañantes, usando como únicos
materiales aquellos que la Naturaleza nos prestó de forma desinteresada.
Hojas, frutos, piedras y ramas dan vida a nuestras realidades,
fantasías y sueños, haciéndonos comprender que el libro de la Madre
Tierra es el texto más completo del saber. Cuidemos de ella, It´s right
and necessary.
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